Recientemente se presentaba un nuevo informe relacionado con la implantación de la salud digital en España, en esta ocasión elaborado por la Asociación de Salud Digital, a la que pertenezco.
El “Informe sobre la transformación digital en salud en España: compromisos vs realidades”, tras un exhaustivo análisis (son más de 200 páginas) del estado de la digitalización de la sanidad en todas nuestras comunidades autónomas, concluye, como venimos alertando en este blog, que el grado de digitalización de la sanidad española es muy incipiente respecto a otros sectores como la banca o el transporte.
La metodología del estudio ha consistido en una revisión profunda de los compromisos electorales de los distintos partidos políticos en el ámbito de la sanidad digital durante la última década, así como del grado de cumplimiento alcanzado por las comunidades autónomas en los cuatro indicadores estratégicos del Sistema Nacional de Salud:
- Implantación de la cita previa.
- Implantación de la receta electrónica e interoperabilidad de cada comunidad autónoma con las del resto de España que permita la dispensación de fármacos en comunidades distintas de la de prescripción.
- Implantación de la historia clínica electrónica y su interoperabilidad en el sentido de que permita el envío de una historia clínica resumida al Sistema Nacional de Salud y disponibilidad por parte de los ciudadanos de dicha historia clínica resumida.
- Implantación de la telemedicina.
El informe nos retrotrae a un remoto 2005, cuando el gobierno español aprobó el Plan Avanza, encargó a Red.es su ejecución y concretó el programa Sanidad en línea, cuyos objetivos principales eran “el intercambio de información administrativa y clínica y el desarrollo de servicios como la receta electrónica y la historia clínica electrónica, ambas interoperables en todo el país”.
¿Cuál ha sido el resultado de catorce años de trabajo? Del análisis por comunidades autónomas, ya que nuestro sistema sanitario se encuentra fragmentado en función del régimen competencial, la conclusión es que casi se han alcanzado los objetivos que se establecieron en 2005:
- La cita previa por Internet está implantada en el cien por cien de la geografía española. Cada comunidad autónoma tiene su propio portal para pedir cita previa y algunas cuentan con aplicaciones que facilitan el proceso desde el móvil.
- La receta electrónica también está implantada en todo el territorio. Sin embargo, solo recientemente se ha conseguido la interoperabilidad entre los sistemas de receta electrónica de las distintas comunidades autónomas, con la incorporación de la Comunidad de Madrid y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla en este 2019.
- Un caso aparte es la Historia Clínica Electrónica (HCE), ya que la variabilidad por regiones y dentro de una misma región es muy amplia. Todas las comunidades autónomas tienen sistemas de HCE pero no en todas es un sistema único y tampoco todos los sistemas de HCE son interoperables dentro de una comunidad autónoma entre los distintos entornos asistenciales (hospitales, centros de salud, de día, etcétera). Todas las comunidades autónomas han interconectado en alguna medida sus sistemas con la historia clínica electrónica central del Sistema Nacional de Salud (excepto Cataluña, en fase de pruebas) y todas ofrecen al paciente algún tipo de acceso a su historia clínica a través de Internet, pero los ciudadanos en general lo desconocen y es francamente decepcionante su aplicación práctica en la mayoría de las comunidades.
- En telemedicina existen numerosas experiencias puntuales, pero poco rigor en su seguimiento e implantación a escala. Prevalecen los sistemas de comunicación entre profesionales sanitarios (teledermatología, teleradiodiagnostico, etc.) frente a los orientados al paciente, que no pasan de meros pilotos.
Y todo esto es en sí mismo un éxito y un fracaso porque casi una década y media es muchísimo tiempo y deberíamos haber llegado mucho más allá de sistemas básicos como los citados en la implantación de la salud digital en España, sobre todo cuando la tecnología que es posible aplicar en el ámbito sanitario ha ido muy por delante del ritmo de su implantación.
¿Dónde debería haber llegado entonces la implantación de la salud digital en España? Si vamos a la definición del concepto de transformación digital en cualquier industria, éstas son las cuatro etapas necesarias:
- Digitalización de los procesos. Es el campo donde más se ha avanzado en sanidad y más han servido los esfuerzos realizados. Ya no quedan demasiados profesionales sanitarios en España que no tengan un ordenador conectado a la historia clínica en su puesto de trabajo. Es aquí donde mejor desempeño han hecho los departamentos de sistemas de información de los servicios sanitarios con sus inversiones en historia clínica y receta electrónica. Sin embargo, esta faz tiene su envés en la falta de interoperabilidad de muchos sistemas de información sanitarios y en la compleja maraña de sistemas de información parcheados en la que algunas comunidades autónomas han caído.
- Digitalización de los puntos de contacto con el cliente. En este apartado ya empieza a estar todo por hacer porque, como hemos visto, solo la cita previa es un servicio universalmente disponible. La experiencia de paciente es hoy en día fundamentalmente analógica, presencial y acotada en el tiempo al momento de la consulta o la intervención.
- Digitalización del servicio o producto ofrecido. Es probablemente el punto de mayor carencia e impacto potencial en la transformación digital de la sanidad española: la transformación de las intervenciones clínicas de los pacientes para que rompan los muros topográficos de los centros asistenciales y los muros temporales de su presencia en los mismos y superar las barreras espacio-temporales gracias a las tecnologías de la información.
- Transformación del modelo de negocio. Esto último es algo bien difícil de imaginar en la sanidad española tal y como la concebimos, aunque empieza a tener sentido en el sector sanitario privado con los nuevos seguros de salud digitales, por ejemplo.
El informe de la Asociación de Salud Digital concluye con un interesante apartado de propuestas, en el que la primera y principal es la creación de un “organismo independiente de salud digital” que establezca y lidere una estrategia de digitalización de la sanidad. La reorganización de la información y poner al paciente como eje central son otras de las propuestas de este interesante estudio.
Imagen: COM Salud