En este blog nos hemos referido en numerosas ocasiones a las posibilidades de la telemedicina. Hemos explicado que la tecnología necesaria está lista desde hace tiempo, si bien hay que terminar de perfilar el marco legal. Pero ¿qué hay del reto tecnológico de la telemedicina para los profesionales sanitarios?, ¿están preparados? ¿Tienen la formación precisa para hacer de la telemedicina una práctica útil para ellos y sus pacientes?
Elementos de la comunicación digital médico-paciente
Hablamos de telemedicina en sentido amplio, entendida como la comunicación digital entre un profesional sanitario y un paciente, ya sea por chat, mensajería, foros o cuestionarios de salud. Aunque la teleconsulta sea la práctica que con mayor velocidad se está extendiendo durante la pandemia no solo engloba a ésta.
Hay que tener en cuenta, por tanto, los elementos básicos de toda comunicación: emisor, receptor, canal, código, mensaje, ruido, contexto…
El equipamiento y las comunicaciones en el reto tecnológico de la telemedicina
¿De qué debe preocuparse un profesional sanitario a la hora de ponerse en marcha? El equipamiento y las comunicaciones son piezas clave de entrada.
Respecto al equipo, el profesional sanitario se encontrará con dos alternativas básicamente: el ordenador personal o el teléfono móvil. En la actualidad hay smartphones de gama alta cuyas prestaciones superan muchas veces a los ordenadores personales pero, aun así, es más recomendable el uso del portátil como herramienta de trabajo del profesional sanitario, ya que le permitirá centrarse en la teleconsulta desde un entorno más controlado.
A la hora de seleccionar el equipo es importante tener en cuenta unos requisitos mínimos en cuanto a procesador, memoria, tipo de almacenamiento en disco, tarjeta gráfica, cámara web, micrófono y dispositivo de audio. Si se hace teleconsulta es recomendable el uso de auriculares no inalámbricos con micrófono.
5G o fibra óptica
En cuanto a las comunicaciones, al menos hasta el despliegue necesario de 5G, la opción preferente es la fibra óptica. También es recomendable evitar las conexiones Wifi y conectarse mejor por cable entre en el router y el equipo en el que se va a realizar la telemedicina.
Es aconsejable, además, redundar las comunicaciones con un router 4G independiente, que confiere seguridad ante indisponibilidades del servicio principal.
Soluciones de telemedicina
Llegados a este punto, el profesional sanitario debe decantarse por una solución de telemedicina para conectarse con el paciente. Es este apartado recomiendo huir de soluciones estándar de comunicaciones como Skype, Teams, Zoom o Google Meet. Incumplirán, de un modo u otro, políticas de seguridad, privacidad y almacenamiento seguro de los datos.
Existen numerosas opciones profesionales, algunas de ellas incluso gratuitas, que están disponibles en el mercado español para cubrir esta necesidad: opensalud, SaludOnNet, WeDoctor, DocLine, ti.care o MediQuo , entre otras.
Seguridad y privacidad en el reto tecnológico de la telemedicina
La seguridad y la privacidad también constituyen un reto clave para el profesional. Pero la seguridad empieza por uno mismo, esto es, por el comportamiento del propio profesional sanitario. En este sentido, conviene recordar el “Decálogo de protección de datos para personal sanitario y administrativo” que publicó la Agencia Española de Protección de Datos en 2019. Es un buen punto de partida para consolidar o corregir comportamientos en relación con los datos de salud de los pacientes.
Algunas recomendaciones
Aun así, dejo aquí algunas recomendaciones que, sin duda, serán de utilidad a la hora de practicar la telemedicina de forma segura:
- Es necesario mantener en todo momento el sistema actualizado con los parches de seguridad para el sistema operativo y resto del software que proporcionen los fabricantes.
- Hay que utilizar un antivirus.
- Si se utiliza el sistema operativo Windows habrá que actualizar a Windows 10 y mantener activas todas sus opciones de seguridad.
- No se deben instalar ni utilizar aplicaciones de origen desconocido o dudoso.
- No hay que visitar páginas web que puedan resultar sospechosas. Tampoco conceder, con carácter general, ningún permiso solicitado por una página web. El navegador de internet debe estar configurado en modo seguro.
- Tampoco se deben abrir correos electrónicos de origen desconocido o sospechoso.
- Los datos sensibles sobre los pacientes no se deben almacenar en local ni en una nube pública.
De la misma manera, en lo relativo a la privacidad es importante tener en cuenta las políticas que imponen los distintos servicios utilizados. Documentos como los Términos de servicio, Aviso legal, Política de privacidad o Política de cookies son de obligada lectura a la hora de seleccionar una solución de telemedicina.
En este sentido, es importante asegurarse de que no se acepta el uso de los datos con fines comerciales distintos al objeto de la solución que se esté utilizando. También que los datos son almacenados dentro de la Unión Europea.
Ruido y contexto
Por último, es importante que el profesional sanitario se comunique con el paciente en unas condiciones ambientales óptimas. Este tema está ampliamente desarrollado en la “Guía básica de recomendaciones para la teleconsulta”, publicada por la Asociación de Salud Digital. Básicamente, se trata de conseguir:
- Espacios libres de interrupciones y sin presencia de terceras personas para garantizar en todo momento la privacidad.
- El fondo que se ve detrás del profesional deberá ser neutro (sin fotos, librerías, ni elementos personales).
- Atmósfera lo más profesional posible también en relación con la indumentaria del profesional.
- Cámara a la altura de los ojos del sanitario para que estén alineados con los del paciente.
Imagen: sergio santos