Recientemente se presentaba desde la Asociación Salud Digital la actualización 2021 del “Informe sobre transformación digital en salud en España”, en cuya elaboración he tenido el placer de participar. Este documento veía por primera vez la luz en 2019 y ya nos hacíamos eco de él en nuestro blog. En esta ocasión también incluye un apartado sobre sanidad digital y pandemia.
Por supuesto, la redacción de esta actualización no podía sino verse condicionada por la pandemia, que dura un largo tiempo ya. En el informe varios expertos han analizado en detalle el impacto del COVID-19 en el entorno sanitario en general y en la sanidad digital, en particular.
El anterior documento, de hace dos años ya, estudiaba la evolución de la salud digital en España en la última década y arrojaba un balance con más sombras que luces. Sin duda, se han producido avances en algunos aspectos de la sanidad digital en España. Pero la conclusión era que existía una importante brecha entre lo alcanzado y los intereses de los ciudadanos, con un retraso evidente frente a otros países de nuestro entorno.
La situación sigue siendo «mala… y mejor»
Citando a Hans Rosling, como ya hice cuando escribí de dicho informe, podríamos decir que, dos años después y una pandemia de por medio, la situación sigue siendo “mala… y mejor”.
Lo razonablemente bien hecho
Historia Clínica Digital
Entre los logros de la transformación digital de la sanidad en España podemos citar una razonable universalización de la Historia Clínica Digital. Tanto prestadores públicos como privados disponen de este tipo de herramientas. Sin embargo, en el ámbito público, la situación no es tan buena respecto al acceso digital de los ciudadanos a sus historias clínicas electrónicas: solo en diez Comunidades Autónomas pueden hacerlo a través de una app de salud y la posibilidad de que incorporen datos de salud a través de ellas se limita a tres.
Los prestadores públicos disponen de una consolidación de la información de las historias clínicas digitales en la Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud (HCDSNS), aunque ésta no es completa para todas las Comunidades Autónomas. Dado que distintas comunidades autónomas consolidan en el sistema diferentes documentos, en cuanto a cobertura de emisión solo se alcanza un 49 por ciento de la potencialidad del sistema.
Los prestadores privados, por su parte, están actualmente excluidos de este sistema, aunque su incorporación se anunció a finales del año pasado.
Receta electrónica
Otro apartado en el que se ha mejorado es en el de la receta electrónica. Durante los dos últimos años se ha completado su implantación en las distintas comunidades autónomas y se ha hecho interoperable entre ellas, a través de un nodo central nacional. Las cifras de ciudadanos que han hecho uso de la receta electrónica interoperable han crecido exponencialmente en el periodo 2018-2020. Aún así, existen lagunas en el grado de implantación de las distintas soluciones autonómicas en campos como la anulación de dispensaciones, bloqueo cautelar o confidencialidad de la dispensación.
Adicionalmente, y durante la pandemia, los colegios profesionales han puesto en marcha un modelo de receta electrónica privada interoperable.
Cita previa
Además de esto, la cita previa, que fue uno de los primeros servicios que se implantó, sigue vigente y extendida en la inmensa mayoría de los prestadores asistenciales, con porcentajes crecientes de utilización en torno al 7 por ciento. Desgraciadamente, las buenas noticias acaban aquí.
Grandes asignaturas pendientes
La interoperabilidad
Si hablamos de interoperabilidad entre sistemas de información sanitarios, descubrimos que es casi inexistente. Los datos electrónicos sobre la salud de los españoles están contenidos en silos, difícilmente explotables o reutilizables.
En lo relativo al concepto de gobernanza del dato, tampoco se ha avanzado casi nada en estos últimos años, aunque nos cabe recibir con cierto alborozo el reciente anuncio por la presidencia del gobierno de la futura creación de un “data lake sanitario” que requeriría la construcción de este modelo.
Sanidad digital y pandemia
La telemedicina, consulta virtual o gestión remota de pacientes siguen siendo la excepción a la regla, impulsados por el confinamiento, que redujo el contacto con el médico mayoritariamente a la consulta por teléfono.
Gestión manifiestamente mejorable
En los capítulos finales del documento se hace una disección del impacto de la pandemia en el sistema sanitario y la sanidad digital. En general, el veredicto es que la gestión de la pandemia ha sido manifiestamente mejorable. Mención positiva merecen la entrega de los profesionales sanitarios y la solidaridad de los ciudadanos. Y se valora negativamente la oportunidad de determinadas decisiones de las autoridades, la tardanza en la reacción, la falta de coordinación, la ausencia de una gestión europea centralizada, la carencia de medios, que la toma de decisiones recayese en políticos en lugar de en especialistas, y el uso partidista de la pandemia.
Ha pesado el retraso en la transformación digital de la sanidad
Más allá de la puesta en marcha de algunas herramientas digitales que han ayudado en la gestión de la pandemia (CoronaMadrid, puesta en marcha con la ayuda de Telefónica, o Radar COVID, la aplicación de trazabilidad de contactos del Ministerio de Digitalización, que no cosechado gran éxito), los expertos coinciden en que el principal obstáculo ha sido no haber realizado antes la transformación digital que la sanidad requería.
Además de los enfermos por coronavirus, la pandemia ha derivado en una dificultad de acceso generalizada de la población a los sistemas sanitarios. Esta situación es especialmente grave en el caso de los enfermos crónicos, que han visto muchas veces como su estado de salud se deterioraba por este motivo. Haber implantado y generalizado procedimientos de atención remota combinados con los presenciales con anterioridad a la pandemia nos habría dotado de un sistema sanitario mucho más resiliente. Hubiera estado mejor adaptado para funcionar en una situación de contingencia como la que se ha producido.
Conclusiones
Por último, en el ámbito presupuestario, el informe destaca la mala situación española en varios indicadores, como gasto público en salud, gasto público en TIC en salud e I+D e inversión en el ecosistema de emprendimiento en salud digital.
Las dos conclusiones finales del informe son: “la necesidad de inversión en I+D+i del sistema sanitario, y la necesaria apuesta por la telemedicina, la salud digital y las nuevas tecnologías en el sector salud y biotecnológico”.
Imagen: Ban d’imatges Infermeres